lunes, 4 de agosto de 2014

Teatro danza sobre el paso y el peso de la edad

"¿Quién me quita lo bailado?", una investigación escénica del colectivo Kalibán que cuenta con dramaturgia de Diana Veneziano. Dará nueve funciones en el Centro Cultural Tractatus.

Una cita de Iber Camargo busca arrojar luz sobre el sentido de este espectáculo: "Las cosas están enterradas en el fondo del río de la vida. En la madurez, oportunamente se desprenden y suben a la superficie, como burbujas de aire". Desde esa mirada, Veneziano dirige a un trío de artistas en una obra que tiene algo de danza y también de teatro danza. En escena estarán Luciano Álvarez, Ana Corti y Margarita Fernández, concretando un trabajo que con gran sensibilidad escenifica el paso del tiempo y sus efectos sobre el cuerpo humano.La obra se la podrá ver en Rambla 25 de agosto 540 e Ituzaingó, los viernes y sábados a las 21 horas y los domingos a las 19 horas, hasta el domingo 17. Las localidades se venden en la propia sala y cuestan $ 200.El proyecto, que ya se presentó al público en la Sala Zavala Muniz y en el Museo del Carnaval, fue seleccionado por el programa Fondos Concursables para la Cultura, del Ministerio de Educación y Cultura, para ser presentado en Buenos Aires por tres funciones, que irán al fin de semana siguiente de la última función montevideana.En 2011 se empezó a ensayar este montaje. "Partimos de improvisaciones, yendo mucho a episodios de nuestras vidas: en mi caso, mi experiencia como actor y como bailarín, pero también nos remitimos a la niñez", explicó a El País Álvarez, quien tiene a sus espaldas una larga y rica trayectoria como integrante del cuerpo de baile del Sodre."Trabajamos mucho desde los recuerdos, con elementos y acciones que fueron provocándonos estímulos y reacciones. Y a partir de allí se fue armando la dramaturgia. Yo utilicé desde una foto mía de cuando tenía seis meses, hasta otra foto con mi abuela en el Prado, cuando yo tenía cuatro o cinco años. Desde esos elementos fuimos buscando la expresión corporal. Claro que en esa experiencia también afloró el cansancio, y la muerte", explica el destacado artista, quien en la obra realiza un interesante trabajo físico.En ese sentido, este trabajo dirigido por Veneziano, expone el paso del tiempo y su huella en los cuerpos. Pero también ofrece interesantes aspectos formales, como el trabajo de iluminación (a cargo de Ivana Domínguez), que focaliza en sectores del escenario, dirigiendo la mirada del espectador.Uno de los pasajes más atractivos del conjunto es el tramo en que Álvarez realiza una danza al nivel del piso, de fuerte expresividad. "Yo me mantengo bien, aunque lógicamente no para hacer ballet clásico, igual que nadie a mi edad. Y este trabajo es exigente, tanto a nivel físico como emocional. Pero es increíble la memoria muscular que tenemos los seres humanos, que es más profunda que la memoria de la cabeza, que a veces se pierde", puntualiza el exbailarín del Sodre, quien inscribe esta obra dentro del teatro danza, puesto que también entra en juego algún texto. Álvarez señala también el trabajo de sus compañeras de elenco, Ana Corti y Margarita Fernández, la primera desde la música y la segunda desde la danza.Con espacio escénico ideado por Ivana Domínguez y Sergio de los Santos, el espectáculo busca también abrir una reflexión sobre el lugar social del cuerpo y la belleza en el mundo de hoy. En esa dirección, pretende abrir una interrogante sobre la juventud como un valor en sí mismo, acompañada por determinado canon de belleza. "Valores que perseguimos incansablemente, no importa a qué costo, llegando a la deformación del propio cuerpo. Proponemos la belleza y el virtuosismo del alma y de cuerpos cargados de vida y memoria, de experiencias, de densidades", explica la directora.
"A través de este tercer espectáculo del grupo, enmarcado en la línea de trabajo sobre la memoria, los recuerdos y los sueños, queremos hablar de tres seres que, llegados a la vejez, nos ofrecen su vida y su mundo de recuerdos poetizados por el tiempo y de sueños posibles o imposibles, queridos, imaginados, deseados".
Contra la tiranía de la juventud como valor
"Elegimos a dos bailari-nes con formación clásica porque en ellos el paso del tiempo es un elemento clave desde el punto de vista profesional y artístico. La crueldad del tiempo se ve acentuada. Pero, a través de ellos, queremos hablar de lo humano, y de lo humano hoy. Es decir, de la crueldad existente en esa búsqueda frenética de la juventud y, en particular, de la juventud del cuerpo", señala la directora."Ellos desnudan sus almas mostrando sus pliegues, sus cicatrices y sus pasiones, revelando misterios, sentimientos y vínculos por medio del lenguaje metafórico del teatro-danza. Se tocan temas inherentes a lo humano desde la poesía de la escena que busca producir una experiencia, un encuentro con el otro a través de lo sensible. Se muestra lo efímero y a la vez permanente de la danza para el bailarín y de la música para el músico. Se instala el amor a través de imágenes cargadas de fragilidad, belleza y humor".



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