Una buena oportunidad para ver un espectáculo fuera de lo común. "Donka", que irá en el Auditorio Nacional Adela Reta hasta el miércoles próximo, ofrece una buena mezcla de números circenses y un teatro visual de alto contenido poético.

La base de este espectáculo, escrito y dirigido por Daniele Finzi Pasca, es rendir un homenaje al genial dramaturgo ruso Anton Chéjov, a través de un montaje que justamente se subtitula Una carta a Chéjov. Y el autor de Las tres hermanas está presente en el espíritu de la escenificación, pero no a través de una evocación directa de su obra, o de su biografía, sino por medio de un camino mucho más sugerente y poético. El equipo de trabajo juega a trazar lazos fantasiosos entre el gran revolucionario de la escritura teatral rusa, y los propios miembros de la compañía y sus personajes. Claro que el espectador que conozca la biografía del escritor, y los tramos más atrapantes de su obra, irá encontrando símbolos y guiños a lo largo de todo el asunto. Pero no es necesario, no obstante, conocer de qué va El jardín de los cerezos para disfrutar de Donka. Es más: el público se puede dejar llevar por las emociones que recibe, y ya tendrá mucho para procesar de todo lo que ocurre en escena. El espectáculo alterna distintos tipos de escenas. En muchas de ellas hay números de circo, realizados con solvencia. En esa dirección la obra brinda acrobacia, malabarismo, acrobacia en tela, contorsionismo, juegos de equilibrio, zapateo, sombras chinas, graciosos juegos de escala, patinaje, y hasta un organito que atrapa desde la curiosidad y el candor. Pero esos elementos son solamente una parte del conjunto, pese a estar desarrollados sin mayores pausas a lo largo de toda la obra. El resto, lo que potencia toda la pirueta circense, tiene que ver con un gran trabajo de luces, un sentido potente de la composición escénica, y una enorme capacidad del director y los actores para darle a las escenas una fuerte carga visual y emotiva. Vale decir que un número de variedades, queda convertido en algo mucho más intenso, al ser enmarcado en un juego de colores, luces y formas lleno de estímulos. Otros elementos configuran también el original lenguaje escénico que Finzi Pasca ofrece al público uruguayo. Por ejemplo, el empleo de música en vivo, que hace que los distintos instrumentistas queden inscriptos en todo el juego visual antes referido. También el canto y el uso de la voz, así como una poderosa banda sonora, llena de matices, sonidos extraños y demás rarezas. La sincronía entre el movimiento y el sonido es otro punto de interés, que habla además de la precisión con que el grupo maneja el escenario. El texto, creativo, con imaginación, aporta también lo suyo al delirio colectivo que se va expresando en la escena. Algunos detalles son dignos de ser mirados con detenimiento. Como por ejemplo, el modo en que determinados objetos se van repitiendo a lo largo de la obra, en distintos tamaños. Y el humor que de eso surge. También la ropa (muy bien resuelta), que aporta un aire de época encantador. Y los distintos niveles de teatralidad, con los que Finzi Pasca juega, e invita a jugar a su público.Donka va todos los días (menos el lunes), hasta el miércoles próximo, siempre a las 20:30 horas. Entradas en la sala y Red UTS, desde $ 500 a $ 1400.
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