lunes, 14 de julio de 2014

Teatro gratis a pie de calle para todos

En 1979 se celebraron las primeras Jornadas de Teatro en Avilés fruto de la colaboración del Ayuntamiento y el teatro amateur de la ciudad. LA VOZ dio amplia difusión a aquellas primeras representaciones que estaban encuadradas dentro de la programación de las Fiestas de San Agustín.

En unas semanas tendrá lugar una de las grandes citas culturales que cada año celebra la ciudad de Avilés: las Jornadas de Teatro en agosto. Una cita que se erige como referente y referencia, no sólo en el Principado de Asturias, sino en toda España, con compañías teatrales nacionales, donde abundan los estrenos que más tarde serán llevados a los públicos de Madrid o Barcelona. Cita de la que los avilesinos se sienten orgullosos y que este año cumplirá 35 años desde su primera edición.
Sin embargo en las I Jornadas de Teatro de Avilés, el concepto de este acontecimiento fue algo distinto. Ha sido a lo largo de los años que este evento ha ido moldeándose y evolucionando hasta lo que es hoy en día.En agosto de 1979, hacía tan solo unos meses que había salido elegido el primer gobierno municipal democrático. Eran momentos de cambio y efervescencia, de transgresión, donde la colaboración entre la ciudadanía y las administraciones locales era muy patente ante el momento histórico que se estaba viviendo, tras décadas de dictadura, y la calle parecía el mejor escenario para la expresión colectiva en ámbitos que podían ir desde la política a la cultura.Dentro de ese mismo contexto, el país estaba viviendo una profunda crisis económica de la que el Ayuntamiento de Avilés no escapaba. Por ello, los presupuestos para las fiestas de San Agustín se presentaban «humildes y austeras», según palabras del alcalde de la época en aquel momento. Con todo ese escenario, desde el Ayuntamiento se incluyeron en las fiestas una serie de actuaciones teatrales de carácter gratuito que combinaba compañías amateurs con profesionales, cuyo principal fin era acercar la cultura al ciudadano. Desde el primer momento la administración local estuvo apoyada y asesorada por el Grupo de Teatro Candilejas, el decano de los grupos de teatro avilesinos, que había nacido en los años sesenta junto con otros de Gijón y Oviedo, época en que la práctica del teatro aficionado, por su carácter heterodoxo y contestatario, había sido considerado una amenaza para la encorsetada cultura oficial del régimen. Eran grupos asturianos que representarían durante mucho tiempo, en la Universidad, en los barrios o en los Ateneos, un aire de libertad y que, con la llegada de la democracia, llegarían finalmente a un público mayoritario, con obras incluso de autores censurados o sospechosos hasta entonces. En aquellas primeras jornadas, donde las actuaciones fueron gratuitas, grupos como La Farándula, con la obra 'La Cantante Calva'; 'Margen', representando 'De Vita Beata'; el grupo segoviano 'Libélula', llevando a escena 'Imágenes o algo así'; 'Candilejas', con 'Amor y Crímenes de Juan Pantera'; además del madrileño 'Gayo Vallecano' o el 'Mimo y Marionetas de París' llevaron el teatro a los barrios de Llaranes, La Luz y el Nodo, aunque también en el Parche y La Exposición de Las Meanas, lugar este último ya desaparecido y aún recordado por muchos avilesinos, donde además de programarse algunas representaciones, se preveía como el lugar «de reserva» en caso de lluvia. Aquella experiencia fue un auténtico éxito que animaría a repetir las jornadas en años sucesivos. Sin embargo poco a poco el concepto primigenio de las mismas iría cambiando con el tiempo. Afortunadamente para Avilés, aquellos días de teatro se acabarían independizando de las fiestas de San Agustín y adquiriendo entidad propia. Las compañías nacionales fueron cobrando cada vez más importancia en la programación, y la calidad seguiría subiendo, centrándose las funciones en La Exposición de Las Meanas. Aún así durante los años ochenta las jornadas tendrían un cierto carácter provisional que acabaría en la década siguiente, tras empezar a organizarse, primero en la Casa Municipal de Cultura, y finalmente en el Teatro Palacio Valdés, después de su reinauguración en 1992. A día de hoy nadie duda de lo beneficiosas que son estas jornadas para Avilés e incluso para el panorama del teatro en clave nacional. Pero también muchos avilesinos recuerdan con nostalgia aquellos años en que los grupos amateurs y profesionales convivían durante días, dentro y fuera de las tablas, y donde el teatro era llevado con la misma ilusión y esfuerzo, tanto a las calles como a las gradas sin numerar de La Exposición. Para muchos avilesinos, el orgullo de acoger y organizar estas 35 Jornadas de Teatro en agosto no está reñido con la sensación de que por el camino también se han dejado cosas importantes que alumbraron aquellas primeras jornadas de teatro de 1979.

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